El dolor cervical es uno de los problemas musculoesqueléticos más comunes en adultos que pasan gran parte del día frente al ordenador o realizando tareas que implican esfuerzo con los brazos y hombros. Detrás de ese dolor persistente puede esconderse una hernia discal cervical, una patología que afecta a los discos situados entre las vértebras del cuello y que, si no se trata adecuadamente, puede llegar a limitar la movilidad e irradiar molestias hacia los brazos.
Cómo se origina una hernia discal cervical
Los discos intervertebrales funcionan como amortiguadores que permiten flexionar y girar el cuello. Con el envejecimiento, los movimientos repetitivos o una mala higiene postural, esos discos pueden desplazarse o romperse parcialmente. Cuando el núcleo del disco presiona una raíz nerviosa, aparece el dolor cervical acompañado, en ocasiones, de entumecimiento o pérdida de fuerza en los brazos.
El diagnóstico suele realizarse mediante una exploración clínica y pruebas de imagen, como la resonancia magnética, que determina el nivel y la gravedad de la lesión. Según los resultados, el especialista plantea un plan de tratamiento que puede ir desde fisioterapia y ejercicios específicos hasta técnicas quirúrgicas menos invasivas.
Abordajes actuales en el tratamiento de la hernia cervical
Durante años, el tratamiento convencional se centró en el reposo y los antiinflamatorios. Sin embargo, hoy se sabe que mantener cierta actividad física controlada y trabajar la musculatura estabilizadora del cuello mejora los resultados a medio plazo.
En los casos en los que la presión sobre el nervio es severa o el dolor no remite, se valoran intervenciones más precisas, como las cirugías mínimamente invasivas de columna.
En Galicia, cada vez más pacientes recurren a especialistas en columna que aplican estas técnicas de forma personalizada, combinando diagnóstico avanzado y recuperación funcional. Un ejemplo de ello es el enfoque aplicado en el tratamiento de la hernia discal cervical en A Coruña, donde se utilizan procedimientos mínimamente invasivos diseñados para liberar la compresión nerviosa y preservar la estabilidad de la columna.
Esta metodología reduce el tiempo de hospitalización y acelera la reincorporación del paciente a su vida diaria.
Rehabilitación y prevención a largo plazo
Tras la intervención o el tratamiento conservador, la fisioterapia desempeña un papel esencial. La reeducación postural, el fortalecimiento del core y los ejercicios de movilidad cervical ayudan a mantener la columna en equilibrio.
Además, ajustar el entorno laboral —altura de la pantalla, posición del teclado o apoyo lumbar— puede marcar la diferencia en la prevención de recaídas.
Claves para cuidar la salud cervical
Prevenir la aparición de una hernia cervical implica adoptar hábitos saludables y mantener una rutina de ejercicio regular. Dormir con una almohada de altura adecuada, evitar movimientos bruscos y realizar estiramientos diarios del cuello son medidas sencillas que mejoran la salud vertebral.
Y, ante cualquier signo de dolor persistente o pérdida de fuerza, lo más recomendable es acudir a un especialista en columna para una valoración completa y un tratamiento personalizado.

