Psicólogos Infantiles Coruña, precios y opiniones

Los psicólogos infantiles en A Coruña (si vivís aquí, claro, sino imaginaos que este post está referido a la ciudad en la que viváis) pueden ayudar a vuestros hijos, y a vosotras mismas. Un psicólogo infantil suele trabajar de la mano de un psicólogo para adultos y hasta con psicopedagogos y es que ¿a alguien le han dado un cursillo de ser padre? Pues no, y tampoco de cómo ser hijo. Los psicólogos infantiles están (un poco) para suplir esa falta. En ocasiones las tensiones se acumulan, como madre se puede sentir que se ha fallado, que no se comprende a tu hijo o incluso que tienes la culpa  de que él se comporte mál contigo. Si te encuentras en esta situación ni lo dudes y acude a algún psicólogo en A Coruña, pero para decidir cuál hay que tener claro dos conceptos: el precio y las opiniones que te puedes formar sobre él o ella.

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Si veis a vuestro hijo triste, acudid a un psicólogo en A Coruña

Si hablamos de psicólogos infantiles en e A Coruña, y hablamos de opiniones, es importante tener una primera reunión para que os conozcáis, es clave caerse bien, entenderse y sentir que puedes confiar en la persona que te va a escuchar y que va a intentar comprender tus problemas. Esto también vale para tu hijo, tiene que sentirse cómodo. Aunque la psicóloga a la que acudes tenga todos los títulos del mundo, es clave estar cómoda; al fin y al cabo, le vas a dejar a tu hijo a su cargo. Lo siguiente que es importante es el precio que te va a cobrar el psicólogo infantil por la terapia.

Es complicado también establecer una tabla de precios con un psicólogo infantil en A Coruña sin conocerse primero ni establecer el alcance de la terapia. Por eso, mi recomendación es probar, acudir a unos cuantos psicólogos en A Coruña, conocerse, preguntar por los precios de la consulta tras realizar el primer contacto, para luego enterarse de los precios. Lo dicho, a día de hoy acudir a un psicólogo infantil no es ningún problema, como se decía hace veinte años; si ahora no te encuentras bien o no ves bien a tus hijos, vas al psicólogo y vuelta a sonreír.

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